martes, 29 de septiembre de 2009

Alcohólicos anónimos

Ya lo decía el anuncio: ‘El ser humano es extraordinario’. Sin proponérnoslo somos capaces de mezclar mil quinientos sueños en una coctelera con mil y una gilipolleces, hielo y ron. Nunca fui de combinados pero, al menos yo, siempre tuve la habilidad de escoger el alcohol más barato para contar secretos sin que ello suponga necesariamente revelarlos de la mejor forma o con las mejores palabras. Supongo que sólo queda pensar que no había posibles o que los polos opuestos, en realidad, no hacen más que repelerse. Es fantástico soñar que la vida es sueño cuando los ojos se cierran del todo pero hay que tener siempre presente que al llegar la mañana todo se rompe. El tiempo se acaba y el corazón lo tengo no sé dónde. Tal vez esté donde menos lo espero.