Su pelo tenía un aroma que sintetizaba la vainilla y las flores del campo más frescas. Su piel absorbía golosa cada rayo de sol para fijar las sombras más variopintas en el firmamento del suroeste. Al caminar tenía la habilidad de concentrar toda su energía en cada paso para que las huellas fuesen fruto de una simbiosis perfecta entre elegancia e inseguridad a partes iguales. Bajaba los la mirada cuando otros ojos buscaban curiosos los suyos para hacerle sentir. Simplemente sentir. Y sentía. Claro que sentía. Otra cosa es que guardase cada gesto dentro de un crisol de indiferencia y apatía.
Se dejaba acariciar de cuando en cuando sin apartar la mirada del reloj. Bajaba la guardia lo suficiente para no dejarse caer. Luego por las noches, a la luz de las estrellas, fraguaba mil y una historias de amor de las cuales ella era la protagonista. Ya por la mañana su vida se convertía nuevamente en un campo de batalla constante entre ella y ella misma. Nunca nadie llegó a conocerla realmente. Nunca nadie le enseñó a dibujar rombos sobre el agua con las manos entrelazadas. Sobrevivió por años sin que los labios más dulces soltasen al lado de su oído cientos de mariposas de colores. Con el tiempo se convirtió en una rosa de cristal que se iba mustiando poquito a poco bajo el sol más brillante, bajo el cielo más azul. Simplemente intocable…
Se dejaba acariciar de cuando en cuando sin apartar la mirada del reloj. Bajaba la guardia lo suficiente para no dejarse caer. Luego por las noches, a la luz de las estrellas, fraguaba mil y una historias de amor de las cuales ella era la protagonista. Ya por la mañana su vida se convertía nuevamente en un campo de batalla constante entre ella y ella misma. Nunca nadie llegó a conocerla realmente. Nunca nadie le enseñó a dibujar rombos sobre el agua con las manos entrelazadas. Sobrevivió por años sin que los labios más dulces soltasen al lado de su oído cientos de mariposas de colores. Con el tiempo se convirtió en una rosa de cristal que se iba mustiando poquito a poco bajo el sol más brillante, bajo el cielo más azul. Simplemente intocable…