sábado, 17 de abril de 2010

Pequeñas huellas de gigante


Me gusta cuando caminas, cuando inventas nuevas rutas al salir de los bares. Cada paso tuyo provoca el alineamiento de los planetas en una órbita marcada por tus zapatillas. Llevas serenidad y locura en tus cordones, miras al frente sin alardes ni pavoneos. No te ufanas dibujando círculos en el firmamento con tus brazos. Con sencillez y verdad en cada impulso ejerces de crítico constructivo de baldosas y adoquines. Caminas seguro, atento y cauto de no saltar todos los charcos. Obedeces a la dirección marcada por el viento como los gallos de metal, como los barcos…

miércoles, 14 de abril de 2010

Sentidos, manías y otras figuritas

...y allí seguía. De pie, impertérrito como la última vez que nos cruzamos. Nos miramos con displicencia e incluso al tratar de leer entre líneas logré descifrar cierta sorna en el aire. Era un linaje de vida después de la muerte. Era un estigma con pelo que emanaba de un miedo atroz a borrar de un plumazo parte del pasado. En apariencia seguía siendo el mismo. Sólo en apariencia. No me dirigió la palabra. Ni siquiera me siguió con la mirada como lo hacía antes cuando yo fingía no tenerlo cerca e inventaba mil excusas para sacarlo de mi vida. Esta vez era diferente. Algo en él había cambiado de manera sustancial y yo me hacía jirones por saber cuál había sido el motivo. Me odiaba profundamente. Odiaba lo que había hecho de él. Nunca fui sincera. Nunca le conté que tiendo a sacar feroces leones de los mininos con mayor aplomo. Su mueca casi burlona ocupaba ya un nuevo lugar en mi universo. Un enclave del que nadie lo podría apartar jamás…

Un gato de escayola acampó en mi mesilla.