martes, 9 de abril de 2013

Previsiones


…desde entonces te pienso y todo parece discurrir tal y como mandan las profecías, hacia adelante por inercia y de manera correcta.

De pronto me parece excepcional ese caminar errante de quien anhela y busca, de quien levanta y casi encuentra. Ese andar pausado arrastrando los pies que lleva en los talones el deseo oculto de unos labios, de un amor de carretera. Un te quiero velado, disuelto y ambiguo prendido al talón de Aquiles, oculto tras verbos de paso,  proverbios y frases sueltas.

De repente me gusta el peso de tu alma, tu esencia que es fuerte pero respira lento y, casi seguro, cierra los ojos cuando besa. Tus silencios más que tus palabras, tus pupilas que se dilatan y me encuentran;  tu sonrisa de ojos francos; tu sentido del amor y tu idea de belleza. Adoro esa pasión con la que de vez en cuando me adornas ideal y, al mismo tiempo, humana; histórica y legendaria; mortal y eterna.

Y siempre al final, sin apenas darme cuenta, echo en falta al no verla esa mirada ávida y comedida a partes iguales como bosques de fuegos fatuos en noches de densa niebla. Y extraño también tu nombre cuando no hay cerca ninguna boca ni paladar que lo acoja para darle cuerda. Y es entonces cuando trato de aguantar la respiración por si las moscas y no hay mañana, y todo termina en un “se fue y no dijo dónde ni dejó razón sobre la encimera”.

Tu luz titilante, eso me gusta de ti.

Tú, real, o tú, leyenda. 

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